¿Alguna vez te dio un choque eléctrico? Por qué pasa, qué le hace a tu cuerpo y cómo prevenirlo
- Carlos Caraballo
- 21 abr
- 3 Min. de lectura

Estás enchufando algo, sentís una pequeña sacudida y soltás todo al instante. ¿Te pasó? Ese “cosquilleo” que llamamos comúnmente choque eléctrico puede parecer inofensivo… pero en realidad es una señal de que la electricidad pasó a través de tu cuerpo. Y no siempre termina en un susto.
Veamos por qué ocurre, qué efectos puede tener y cómo se puede evitar.
¿Por qué pasa un choque eléctrico?

Un choque eléctrico ocurre cuando nuestro cuerpo entra en contacto con una fuente de energía eléctrica y se convierte en parte del circuito. La electricidad siempre busca llegar a tierra, y si ofreces un camino más fácil que el previsto por la instalación, la corriente lo va a tomar.
El cuerpo humano es conductor, especialmente si está húmedo o si estamos descalzos sobre una superficie también conductora (como el piso mojado o con calzado con suela delgada). Una mala instalación, un cable pelado, un electrodoméstico con fuga, o incluso una conexión sin toma a tierra pueden ser suficientes para que eso ocurra.
¿Qué le hace al cuerpo?
Todo depende de dos cosas: la intensidad de la corriente y el tiempo de exposición. Un choque leve puede generar apenas una sensación desagradable. Pero con mayor intensidad o duración, los efectos pueden ser graves:
A 1 mA: apenas se percibe.
De 5 a 10 mA: empieza el cosquilleo o contracción muscular.
Entre 20 y 30 mA: puede haber dificultad para soltar el objeto que está electrificado.
Más de 50 mA: ya hay riesgo real de fibrilación ventricular o paro cardíaco.
Además, la corriente alterna (la que usamos en casa) es más peligrosa que la corriente continua, porque puede generar contracciones repetitivas en los músculos, impidiendo que la persona se libere.
También puede afectar el sistema nervioso, provocar quemaduras internas o lesiones en los tejidos, incluso si no se
ven en la piel.

Las paredes del ventrículo están formadas por varias capas de tejido muscular. Cuando una corriente eléctrica atraviesa esa zona, afecta de forma desigual a cada capa, alterando la forma en que el corazón se activa y se recupera para latir normalmente.
Esto genera una actividad eléctrica desordenada: las fibras musculares del ventrículo empiezan a contraerse de manera caótica, sin seguir las señales del marcapasos natural del corazón (el nodo sinoauricular).
Como resultado, el ventrículo no se contrae con fuerza ni ritmo, sino que tiembla sin generar un latido efectivo, lo que se conoce como fibrilación ventricular. Esta condición corta el flujo de sangre y requiere atención médica inmediata.
¿Cómo se previene?
La buena noticia es que la mayoría de estos riesgos se pueden evitar con prevención básica:
Usar instalaciones en buen estado, con puesta a tierra real y disyuntor diferencial.
No manipular aparatos eléctricos con las manos mojadas o estando descalzo.
Revisar enchufes, fichas y cables regularmente.
No sobrecargar enchufes ni usar adaptadores múltiples sin control.
En el trabajo, usar siempre los elementos de protección personal adecuados (guantes aislantes, calzado dieléctrico, herramientas aisladas).
Y sobre todo: si no sabés, no improvises. Llamá a alguien que entienda.
Cierre
Un choque eléctrico puede parecer un simple susto, pero no siempre es así. Entender cómo funciona la electricidad en el cuerpo humano y cómo prevenir accidentes es una herramienta más para protegernos a nosotros mismos, a los que trabajan con nosotros y a los que tenemos cerca.
Porque la seguridad no es un lujo: es una costumbre que salva vidas.
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